miércoles, 15 de diciembre de 2021

 DESAMPARADOS EN EL TEMIBLE CHACO BOLIVIANO 

(CAP. 2 DE 4)



Historia auténtica

(Continúa del Cap.: 1: “Descansamos, cenamos poco por el tremendo cansancio, carne con papas y dormimos.”)


Día 4, jueves 1 marzo 1979: Me desperté sobresaltado a las 0300 h, el cielo completamente cubierto y mucho viento y lluvia en puerta. Se mantuvo así durante una hora. Creí, ilusionado que la tormenta pasaba pero a las 0400 h se descargó y llovió parejo hasta las 0900 h. Luego chaparrones hasta las 1000 h. Byron tuvo el primer síntoma de diarrea, corrió desesperado descalzo en el barro y volvió angustiado por el temor de algo serio. Tenía una gran sensibilidad a los problemas intestinales y por esa razón no habíamos repuesto agua en nuestro bidón de 4 litros y nos mantuvimos bebiendo agua de Hurlingham hasta ahora en que quedaban las últimas gotas. A las 1130 h le preparé un té con sacarina con la cafetera eléctrica del auto y le sugerí que no comiera absolutamente nada. Se tragó una tableta de Lomotil (contra la diarrea) que traía consigo.

Y aquí estoy, son las 1200 h del cuarto día de este calvario. El cuadro de situación no es para nada halagüeño. Dos lluvias de 20-30 mm cada una en 4 días. Ni un vehículo ha pasado y solo hemos visto a dos personas, el muchacho de la mula, del cual no tuvimos noticias, y el puestero de Santa Anita el cual no ha aparecido aún. La huella, que estaba secándose rápidamente por el buen tiempo, es ahora un completo lodazal que tal vez estará transitable en 2-3 días más. Anoche el auto no quiso arrancar por falta de batería (consumimos mucho con las llamadas por radio) así que comimos alumbrándonos con linternas. Esta mañana arrancó y lo dejé cargando unos 10-15 minutos. Después, para el té de Byron otros 15 minutos más. Fácil es de prever que la nafta puede ser otro problema serio. Llenamos el tanque en Boyuibe y nos deben quedar unos 120 litros al menos para los aprox. 350 km que nos faltan. Debería ser más que suficiente pues calculo que a 3000 rpm el consumo es 5 km/lt y desde Boyuibe hasta aquí no vinimos a 3000 rpm sino más bien a 2000-2500 rpm. Pero en estos caminos todo es difícil de calcular. Acabo de sacarme otra garrapata que tenía prendida en el traste. Continúa nublado completamente y sin signos de aclarar. Byron duerme. Caen algunas gotas. Anoche recé como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Fue cuando vi que llovería. Pero no resultó. Respecto de la comida nunca tuve idea más luminosa que la de traer toda las C-Ration (raciones del ejército de EE.UU.). Solo quedan tres y parte de las otras que sobraron. Tenemos aún galletitas, té, leche en polvo, queso de rallar y cigarrillos. Estoy fumando mucho. Pero algo tengo que hacer. Hace 6 días que no nos bañamos y ni siquiera tuvimos agua para lavarnos la cabeza. Desde que me levanté hasta ahora maté 10 garrapatas que caminaban por mi cuerpo. Durante la caminata de regreso de Santa Anita, ayer, sentí un intenso pinchazo en la mano derecha, y otro y otro. Cuando mire tenía una clavada en un pliegue de la palma. La sumergí 2 minutos en alcohol isopropílico y la tuve que arrancar porque no se desprendió. Aun me duele. Miro el parabrisas y sigue lloviendo. Me fumo el tercero. Creo que no tenemos ninguna chance de salir de este pozo en 2-3 días más. ¿Y si llueve, y llueve, y llueve? No quiero pensarlo. Creo que deberemos ir a vivir con el puestero.

Los caminos de esta región de Bolivia, me refiero no solo al chaco sino al sur en general son terribles. Nos equivocamos de cabo a rabo al juzgar las distancias. Aquí no se miden en kilómetros sino en días. De Villazón a Tarija tardamos un día y medio para hacer 160 km. De Tarija a Villa Montes otro día de camino terrible de cornisa, roto y polvoriento. Tardamos otro día y medio. Y de Villa Montes a Boyuibe medio día. Y siempre y cuando que no llueva porque entonces los caminos se clausuran y no se puede circular. O sea un total de 3.5 días para hacer 540 km. Además nadie sabe nada, todos se contradicen y lo peor, no se consiguen mapas. En Tarija consultamos a medio mundo para tener una idea somera de las condiciones de los caminos y para descubrir que desde Boyuibe salía una huella o brecha que empalma con la Transchaco, cosa que aún no hemos comprobado. En Boyuibe, después de un intento fallido, debimos regresar al regimiento para asesorarnos por un oficial acerca del itinerario que descubrimos no coincidía con el del mapa del departamento de Tarija que nos proporcionó el Ing Uribe Director de la Dirección de Caminos de Tarija. Sigue lloviznando y nuestras esperanzas del tractor se diluyen puesto que no espero que el dueño vaya a esperar en el puesto hasta que amaine. Realmente todas mis esperanzas están instaladas en el puestero. Y sigue lloviendo ahora con más fuerza. Es un sufrimiento espantoso presenciar todo este barrial que nos circunda y nos aísla. Faltan algunos centímetros para que el agua entre a la cabina pero no tardara si la lluvia continua y eso será un golpe duro. No solo habrá barro dentro del auto sino también agua, ¡lindo panorama! No quiero ni pensarlo. Por suerte las garrapatas no van a la cabeza. Debe ser la densidad de cabello; es muy elevado para ellas. Ayer pude verlas trepadas a los pastos altos y a la inflorescencia de las gramíneas esperando a su presa. Había miles. Al rozar la punta de los pastos, mediante un impulso velocísimo se prenden al hospedador y comienzan su marcha hasta un lugar apropiado para prenderse. En general la picadura es indolora a menos que se produzca en un nervio, como la que me pico en la palma de la mano. Anoche me cambie la remera y las medias, un acontecimiento. No queda mucha agua. Creo que unos 3 litros. Voy a comer algo y tratar de dormir, después… ¿qué más?

Son las 1630 h comí una lata de ración con galletitas y un alfajor de chocolate y coco. No tenía mucha hambre. Byron está mucho mejor. No fue de cuerpo más que una vez por lo que supongo que no tiene diarrea sino tal vez el beber mucha agua ayer o el agua con iodo de las tabletas purificadoras. Eso me tranquiliza mucho porque aquí se necesitan cuatro brazos y dos mentes de lo contrario todo se dificultaría. Las nubes corren velozmente al norte y hay manchones de cielo limpio sobre nosotros, pero hacia el sur y el este la tormenta se preanuncia. Pienso que seguirá lloviendo pues no ha habido viento fuerte para aclarar ni tampoco la temperatura ha bajado. ¡Dios mío que perspectiva! Si no lloviera más por unos días igual tendríamos que esperar un día para que oree el camino y nos permita trabajar. Si sigue lloviendo será cuestión de ir pensando en las provisiones y el agua para los próximos días. Infortunadamente la radio BLU[1] no funciona. Pensé que sería la batería débil. Hoy probé con el motor en marcha pero tampoco pude comunicarme. Estamos en una hondonada, rodeados de bosque y estimo que esa es la razón. Me imagino la preocupación en el laboratorio, no tienen noticias nuestras desde el lunes a las 1000 h cuando me comuniqué por última vez. Otras de nuestras preocupaciones son la esposa de Byron y Gary Buckingham, entomólogo de EE.UU. quien viene de visita al laboratorio haciendo escala en Asunción. Ella llegará a Asunción mañana y se hallará sola y sin noticias de su esposo. Si pudiésemos llegar a Filadelfia mañana le enviaríamos un telegrama o nos comunicaríamos por radio. Tenemos intención de viajar día y noche desde Filadelfia mañana a Asunción no solo para llegar lo antes posible sino para evitar lluvias que podrían complicarlo todo otra vez. Byron está acobardado. Dice que el resto del viaje coleccionara solamente en pavimento. El viento sur está soplando fuerte ahora. Terribles nubes negras pasan sobre nosotros al este. Ahora tengo una esperanza que la tormenta se vaya definitivamente hacia el norte, está refrescando y es el mejor síntoma. Después de eliminar las últimas garrapatas que quedaban entre las ropas y en el auto, comenzaron a joder las moscas. Ciento de ella no me dejaron casi dormir la siesta. Ni aun con el repelente Off. El zumbido era como el de un aserradero. Escucho truenos hacia el SE. Raro pues está ya limpio hacia ese sector. Debe ser un jet. Creo que estamos en una ruta aérea porque ya escuchamos otros. ¡Qué día hoy! No puse los pies sobre el barro todavía y no pienso hacerlo a menos que me agarre la cagueta.

No estoy asustado ni angustiado. Tengo fe que todo saldrá bien. Todo es cuestión de paciencia, tiempo y de no desesperar. No quiero pensar en Stella y María Eugenia ni en nada que me haga poner nostálgico. Aunque es inevitable que muchas escenas de mi vida con ellas se presenten a cada rato, pero las desecho rápidamente. Aunque parezca exagerado, debo concentrarme en la supervivencia. Seguro que resulta desmesurada esta palabra pero estando aquí a mí me parece muy natural. Si alguno de nosotros tiene un ataque de apendicitis o un problema en el ojo, o dolor de oídos o una picadura de víbora, ¿cómo lo solucionamos? El socorro más cercano está a 3 horas de marcha cerrada, ¿y que hay allí? Un hombre que ni montura de repuesto tiene, solo la indispensable para su propia supervivencia. Cuando una persona acostumbrada a las comodidades de la vida moderna no puede lavarse ni bañarse ni hacer sus necesidades en una baño limpio durante una semana, los días se hacen largos y tediosos. Hace 4 días que no me lavo los dientes, ni nada. Las bolsas de turba vinieron al pelo como almohadones. Forré una con una camisa y tengo uno fenómeno. Byron sigue durmiendo por suerte. Es bueno para ahorrar energías. Pobrecito como está el auto. Lleno de barro por dentro y por fuera. La rueda delantera izquierda está en las mismas condiciones. Apenas se pueden abrir las puertas de ese lado por el agua. Hay aceite flotando en el charco proveniente de las ruedas. Además rompimos un amortiguador trasero, se descogotó y está todo abollado por las piedras del camino de cornisa. Y pensar que nos faltan todavía 850 km de caminos indescriptibles para llegar a Asunción. Filadelfia nos parece como un oasis inalcanzable, con hotel, baño con ducha y hasta una heladería. ¡Qué ironía! ¡Ahora sí que puedo estar tranquilo, se ha despejado y hay sol! Lástima que solo queda una hora de luz pero algo es algo. Se renuevan mis esperanzas de que mañana venga el puestero y el tractor. Byron se despertó y salió corriendo, defecó una vez y la segunda encima de su propia humanidad. Está demacrado, barbudo, es un lamento. Además lo tengo a Lomotil y té con sacarina. La esposa no lo va a reconocer. Puse el motor en marcha para preparar más té. Calculo que a 1000 rpm se consumen 2-3 litros cada 10 minutos. Pero primero está la salud, nada podremos hacer si él empeora. Se tomó otro té y está allí tirado en las dependencias de servicio. Hay un fuerte olor a mierda en el auto y conozco el origen. Ojala que a mí no me toque. Porque defecar en el barro, entre pastos mojados y llenos de garrapatas es peor que hacerle el amor a Raquel Welch en el Sheraton, sin garrapatas. Hablando de ellas, otra más en mi pantorrilla izquierda. Los adultos son enormes y con dibujos muy lindos. Ya me decía George Vogt que la región de Santa Cruz de la Sierra era terrible por las garrapatas. El llevaba consigo un repelente aceitoso del ejército que era muy eficaz. El Off creo que tiene escasa actividad. El problema es que tiene un poder residual muy corto.

Escribir me tranquiliza y es lo único que puedo y quiero hacer. No me interesa la lectura. Y sigo fumando, creo que voy por el décimo. Aun me quedan dos atados de Colorado bolivianos que pagué 12 bolivianos en Boyuibe. En ese pueblucho pasamos la noche de domingo de carnaval antes de emprender la aventura en la que estamos metidos. En el regimiento cuarta división, Regimiento Campos del 6 de Infantería con 321 efectivos, después de la amansadora de rutina de media hora, nos sugirieron el hotel Chaqueño porque en el Guadalquivir habría fiesta. Curiosamente ambos son vecinos y la terrible música de la banda militar no encontró ningún freno en la pared que los separaba de nosotros en nuestra habitación. Ya conté lo del estacionamiento en el chiquero. Pedí agua y me trajeron una palangana plástica y dos litros. Me lavé lo que se podía con esa cantidad y cenamos. Lomo frito con lechuga, tomate arroz y un huevo frito servido en una fuente ovalada de Rigopal. Bebimos Guaraná, llamada Papaya en el país y pomelo. Pagamos 70 bolivianos o sea unos 3.5 dólares. ¿Barato no? Yo comí el tomate y la lechuga, Byron no, por supuesto. No hay que comer nada crudo dicen, para cuidar las tripas. Contamos en la mitad de la mesa 32 moscas. Llegaron dos tenientes y un sargento, todos irradiando muy poco prestigio y nivel cultural. ¡Oh sorpresa! Veo una corzuela a través de la ventana del restaurante bebiendo agua en un charco a unos 100 m de nosotros. Es hermosa y muy precavida. Bebió, olfateo el aire y se volvió al bosque. Es la primera vez que veo una. Caminamos después por el pueblo buscando algo para comprar. Nada interesante. En la habitación el bochinche era inaguantable y el olor al chiquero, sito varios pasos al oeste, también. Fui a la letrina pero un tremendo sapo me impidió la entrada disputando agresivamente sus dominios. En el camino, debajo de un tinglado, una adolescente, que adolecía de vergüenza orinaba en el suelo. Use la otra letrina, sin competir con animal alguno y regresé a la habitación. Sábanas limpias. Presumiblemente no vinchucas en la estancia. La banda no pudo con nuestro cansancio y llegamos al amanecer bien descansados. Me serví agua del pozo, 5 litros esta vez y me higienicé. Después de pagar, 60 bolivianos, partimos. Curioso, la cena 70 bolivianos y la habitación para dos 60. Por esas cosas del destino, mientras estábamos registrándonos en el regimiento vino a charlar el mayor a cargo. Nos enteramos que Villazón, el hito fronterizo, estaba a 170 km según él, de manera que pensamos que andaríamos justos con la nafta. Volvimos entonces al pueblo y cargamos en un almacén que la expedía en tambores. Así llenamos el tanque, con embudo y baldes de 20 litros. Para nuestra sorpresa entraron 52 litros o sea que no hubiéramos llegado a Filadelfia con el combustible que yo creía tener. Partimos y a poco de andar la huella tomo dos rumbos y tomamos el del SE y terminamos en una tranquera a los pocos kilómetros. Si la huella seguía con esas ambigüedades y sin carteles estaríamos en problemas. Regresamos entonces al regimiento y un teniente y un suboficial nos diagramaron la ruta con la precisión de un dibujo infantil. No encajaba para nada con nuestro mapa. Partimos con más confianza esta vez y el resto de la historia ya la he contado.

Día 5, viernes 2 marzo 1979: Buen día Hugo. Buen día. Hoy es el quinto día de angustia. Exactamente 87 h pues son las 0700 horas. Fue una noche fea, no dormí bien. Me desperté a cada hora. Se nubló otra vez, lloviznó. Aclaró, se volvió a nublar y ahora el cielo está completamente cubierto listo para llover de nuevo. Es el acabose. Byron fue los yuyos por tercera vez a las 0200 h y por cuarta a las 0700 h creo que presenta una leve mejoría. Para mí el día no puede presentarse más negro. Tengo que ir inevitablemente a Santa Anita chapoteando en el barro los 15 km y sin agua. La poca que quedaba se la tengo que dejar a Byron. Esto empeora en vez de mejorar. Creo que anoche hubo luna llena y dicen que cuando la luna se hace con agua… bueno, cuando regrese continuo con el escrito, si es que regreso. Le deje el agua del tajamar a Byron y me llevé algo de la barrosa para el camino. Partí a las 0900 h rengueando por las ampollas en el pie derecho. La marcha fue muy difícil. Llevé el cuenta ganado y conté los pasos para entretenerme. Fueron exactamente 12500 hasta el desvío a Santa Anita, o sea 10 km y 2.5 km hasta el puesto. Total 12.5 km y no 15 como habíamos estimado. Llegué a las 1300 h o sea 4 h de caminata. Hice paradas cada 2 km para mojar la toalla en el agua lodosa de los charcos para protegerme del sol impiadoso. Fue una ayuda inmejorable para la deshidratación. También tomaba tabletas de sal para la deshidratación y fatiga. Don Flores, Juan Flores dormía la siesta. El tractor que había prometido había ido a Boyuibe y no pudo reclutar voluntarios para ayudarnos. ¡Que desazón! Otra vez en cero. Le pedí un caballo prestado para largarme al oeste y en su lugar me concedió el burro, “Chico”. Acepté, me lave la cabeza en el tajamar, cambié el agua lodosa del bidón por agua del tajamar y descansé un rato. Me asesoré de las mañas de mi nuevo vehículo, manea, freno y mandril. Don Flores mi hizo una cincha con una de mis sogas de nylon. Le dejé otros 100 bolivianos. Me convenció de no partir hacia Boyuibe en ese momento sino volver a nuestro mísero agujero y partir mañana al alba. Además podría ver como seguía Byron y dejarle agua “buena”. Puse a horcajadas de Chico el bidón y el bolso verde y arranqué acompañado por Don Flores hasta la tranquera, tan complicada que solo él podría abrirla. Eran las 1430 h, la marcha no fue fácil. En los pastizales de la brecha de salida al camino Chico no quería avanzar por temor a las garrapatas que pululaban allí como moscas en letrina. Sus manos y pecho estaban cubiertos de aquellas así que no quería incorporar más de esos odiosos inquilinos. Chico era, como todo burro, precavido y parsimonioso en exceso. Ante un charco, paraba, meditaba y no seguía. Debía chicotearlo con la rienda para que se decidera. Luego paraba para mordisquearse una garrapata gorda en su mano y después para un bocado de pasto. Para mantener un tranco dinámico yo tenía que revolear la rienda continuamente cerca de los ojos para alentarlo a caminar. Pero si yo aflojaba él también. Don Flores me previno de su temor a las víboras y esto se patentizó cuando Chico se negaba a cruzar los caminos de hormigas que cruzaban serpenteando la ruta como reptiles escuálidos. A la hora de marcha sentí maullidos y rugidos en el bosque. Un hermoso puma de pelaje brillante y rojizo saltó al camino 50 metros adelante. Chico se detuvo, paró las orejas pero no se intimidó. El puma se volvió, nos miró unos instantes con curiosidad y volvió al monte de un salto. Chico avanzó y yo comencé a azuzarlo y tranquilizarlo a él y a mí también en voz bien alta. Pasamos por el lugar sin novedad. En ningún zoológico vi un animal de tan hermoso pelaje como ese.

(Continuará en el Cap. 3)












[1] Radio BLU: Radio de Banda Lateral Única. La Embajada nos consiguió una frecuencia clandestina ya que todas están controlada por el gobierno militar. El equipo, radio base y móvil más las antenas la compramos y la instalamos nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario