miércoles, 22 de julio de 2020

ENTREVISTA A HORACIO QUIROGA (FICCIONAL)


ENTREVISTA A HORACIO QUIROGA

H
oracio Quiroga es considerado uno de los cuentistas latinoamericanos más influyentes, si no el mayor de ellos. Goza en vida de una gran reputación y todos sus libros tienen gran popularidad en las librerías de Buenos Aires. Algunos de sus cuentos se utilizan en los colegios como material de lectura y los niños aprenden la lengua con sus historias. Uno de ellos, quizás el más popular, sea Cuentos de la Selva.
El escritor posee una áspera personalidad y es un tanto adusto, poco afecto a los reportajes. Estamos en enero de 1937 y el periódico en que trabajo hace un año me encomendó una gloriosa misión: entrevistar a Horacio Quiroga quien desde principios de mes se halla internado en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires. Lo teníamos al alcance de la mano y el cuadro clínico de Quiroga, prostatitis aguda, no era tan invalidante para importunarlo con una charla literaria. Las influencias del periódico se habían puesto en marcha para convencer al célebre escritor y a las autoridades del hospital. Para mí se abrían las puertas del paraíso. Con solo un año de redactor júnior se me daba esta oportunidad y no había forma de quitarlo de mi rostro y de mi pensamiento.
Mi jefe me había dado bastante libertad en la elección de los temas a tratar y bajo este amplio paraguas, yo me había dedicado a centrar mi indagación en la rica personalidad creativa de Quiroga, ajena a la literaria. Sus habilidades manuales y su destreza para varios oficios me cautivaban y además estaban en penumbras literarias en ese momento. Baste decir, para comenzar, que a los dieciocho años se interesaba profundamente por la literatura, fotografía, química, mecánica y ciclismo. A esa edad fundó la Sociedad de Ciclismo de Salto (Uruguay), de donde era oriundo, y realizó un viaje en bicicleta de 120 km hasta la ciudad de Paysandú. En cuanto a la mecánica, luego de su jornada en el colegio secundario, pasaba horas en un taller familiar reparando máquinas y herramientas.
—Buenas tardes, profesor Quiroga— dije con un tono distendido pero poco convincente —. Es un enorme placer conocerlo y un honor que me privilegie con la posibilidad de entrevistarlo. Sé que no se encuentra en buen estado de salud y me halaga aún más que me reciba en estas condiciones.
Quiroga no dijo una sola palabra. Solo se entretuvo en juguetear con su pipa y a mirar hacia abajo.
—Profesor, antes de entrar en tema me gustaría explicarle en que he basado mi cuestionario. Es muy conocida su actividad literaria pero no tanto se conoce de su vida particular y allí pienso enfocarme. Si tuviese algún inconveniente o no desea tocar algún tema en particular me lo hace saber y cambiamos de rumbo. ¿Le parece bien mi enfoque?—. El gran Quiroga, impertérrito, no dio señales de ningún tipo, pero creí entender que su silencio era una aprobación. Junté todo el aire que mis pulmones me permitían y me largué a la arena.
—¿Qué lo indujo a crear la Sociedad de Ciclismo de Salto? —el escritor se tomó su tiempo para reflexionar y encendiendo la vieja pipa —creo que fabricada por el mismo— comenzó a hablar. Sin preámbulos de ningún tipo fue directo al grano.
—Creo que fue una mera coincidencia de circunstancias mecánicas. En aquel entonces yo pasaba muchas horas en el taller de mi tío y me entretenía reparando bicicletas. Un día construí una, con rezagos rejuntados del taller y estaba dispuesto a probarla en una travesía que hiciese historia en la ciudad. Me pareció necesario entonces crear la Sociedad para que todo tuviese la seriedad que merecía la aventura, dado que yo era muy joven y sin ningún pergamino en el ciclismo. Seguramente fue una de mis primeras aventuras juveniles en la cual yo deseaba probar mi máquina antes que lograr un record de distancia. Y así fue, recorrí la distancia que mediaba entre Salto y Paysandú, por camino de tierra, de un solo tirón y sin un inconveniente mecánico. Un verdadero record ¿no lo cree usted?
—Sin lugar a dudas, profesor. Una aventura muy atrevida para alguien tan joven.
Varios años después, en 1923, cuando solo contaba veinticinco años, su pasión y conocimiento de la fotografía, le permitió conocer y acompañar a Leopoldo Lugones en una auditoría que este iba a realizar a las ruinas jesuíticas de la provincia de Misiones en nombre del Ministerio de Educación de la Nación. Esta experiencia lo cambió para siempre cuando descubrió la feroz belleza de la selva misionera a quien consagró gran parte de su vida y de sus pasiones.
—Y que podría contarme de sus aventuras junto al gran Leopoldo Lugones en la selva misionera—. Aquí, el semblante de Quiroga se iluminó y le brillaron los ojos.
—Ah, eso fue maravilloso y el comienzo de mi segunda y verdadera vida. Me enamoré al instante en que puse un pie en esa tierra colorada y esa pasión, de hecho, me trajo miles de alegrías pero cientos de penurias.
Su rostro se ensombreció súbitamente y se volvió torvo. Tuve la certeza de que el camino había tomado otro rumbo y no quise seguir transitándolo.
Llegado a la Argentina, en 1902, obtuvo un trabajo docente en el Nacional de Buenos Aires y luego como profesor de castellano en el Colegio Británico. Más adelante, en su aventura «misionera», fue productor de yerba mate, carpintero, constructor, juez de paz, maestro y cónsul. Construyó, con sus propias manos, su bungalow en la selva y también una embarcación de madera con la cual hizo una navegación en solitario hasta Buenos Aires y muchas otras.
—¿Se propuso ser un emulo fluvial de Vito Dumas o su navegación a Buenos Aires fue otra aventura espontanea?
—Para mí las actividades manuales y la literatura fluían en forma paralela. Mi mente, para funcionar a pleno necesitaba de ambas. Una se nutría de la otra. Me encantaba la construcción, la herrería y la carpintería. El bote de vela que construí estaba tan bien diseñado y hecho que decidí mostrarle a la sociedad de que madera estaba construido yo. Así fue como no tuve el menor contratiempo con el bote durante más de mil kilómetros de navegación. Yo era joven y temerario y creo que solo muchos años después tuve dimensión de la hazaña.
Mientras tanto, en paralelo a esta vida plena de acontecimientos, sus actividades literarias nunca se interrumpieron y a pesar de que sus libros fueron éxitos de librería, nunca le alcanzaron para constituirse en la única fuente de su sustento, por lo que debió complementarla con diversas tareas como la de Cónsul del Uruguay, maestro y hasta tuvo la suerte de que sus amigos le consiguieran una jubilación argentina.
Sin embargo, la tragedia estuvo presente en su vida desde su nacimiento y no lo abandonaría hasta su muerte. Aunque no quería yo enfocarme en aspectos trágicos de su vida, era imposible soslayar tantos infortunios. Era como si el destino se hubiese encarnizado con este hombre tan productivo y honorable.
A los dos meses de edad presenció el accidente auto infligido que mató a su padre. Años después, su padrastro se suicidó frente a Quiroga cuando este contaba con dieciocho años. En 1901, se disparó accidentalmente, al limpiarla, el arma que empuñaba Quiroga y mató a su mejor amigo Federico Ferrando. La muerte seguía acosando al escritor uruguayo. Dos hermanos mueren por fiebre tifoidea en el Chaco argentino, se suicida su primera esposa y años después su hija Egle y sus grandes amigos Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni siguen el mismo camino.
Frente a este desolador panorama, que puedo hacer yo, un escritor muy joven y novato, para rehuir tanta tragedia y dedicarme ingenuamente a los aspectos más triviales marcados al comienzo. ¿Qué podría preguntarle?: ¿Cuánta influencia piensa que su trágica vida ha tenido en su obra literaria? Tal vez no haya otra pregunta tan trillada como esta en toda la crítica literaria argentina. Además, se ha debatido el lóbrego tema hasta el cansancio.
¡Debo aceptarlo, soy un cobarde! ¡Con mayúsculas! Este rico diálogo inconcluso solo existió en mi imaginación, nunca ocurrió en realidad. Me perdí la gran oportunidad de mi vida, dejar de ser un gris reportero a convertirme en “EL” periodista que habría entrevistado al gran Horacio Quiroga.
Estamos en enero de 1937 y hace un calor agobiante. Tenía la cita pactada para el 18 y me sentía sumamente aterrorizado por el suceso. No me sentía a la altura de las circunstancias. Él es el mejor cuentista latinoamericano, enfermo y muy delicado. Yo no soy nadie.
El 18, día de la cita, hice lo más honroso que podía hacer en ese momento: ahorrarle al gran maestro tener que revivir momentos trascendentales y trágicos al mismo tiempo de su obra y de su vida, ambas íntimamente fusionadas. Se suele definir a su obra como «poéticamente autobiográfica». Entonces hice lo más noble que pude concebir… no me presenté al encuentro.
El 18 de febrero, un mes después, sabiendo ya que su enfermedad era terminal, el supremo cuentista del Plata se suicidó ingiriendo cianuro. El mismo año, lo hizo su hija y al año siguiente siguieron Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni.
Soy Carlos González, trabajo ahora en un periodicucho de barrio y hago notas de variada índole y dudosa calidad. Un enero de 1937 estuve a milímetros de la notoriedad, pero no tuve las agallas ni el talento necesarios. Han pasado varios años de aquel infortunado hecho que no deja de torturarme. Ahora transcurre el año 1951 y hoy el título de todos los diarios es el suicidio de Darío Quiroga, el otro hijo del gran Horacio Quiroga. La parca no dio respiro al gran escritor ni después de muerto.


martes, 14 de julio de 2020

REGLAS DE SUPERVIVENCIA PARA TURISTAS QUE SE ATREVEN A VISITAR A LA ARGENTINA (VERSIÓN EN CASTELLANO)


REGLAS DE SUPERVIVENCIA PARA TURISTAS QUE SE ATREVEN A VISITAR A LA ARGENTINA
Escritas por un contradictorio nativo que ama a su país pero le disgusta su sociedad

Advertencia: Estas reglas podrán resultarle exageradas, excesivamente sarcásticas y no aplicables a todo el país. Fueron escritas hace algunos años, fundamentalmente para Buenos Aires y algunas pueden parecer anacrónicas y obsoletas. Si usted cree que esto es ficción, entonces no hemos vivido en el mismo país. No obstante, la verdad absoluta no existe y esto que le comento es absolutamente cierto.

1. Como cualquier otro país incivilizado, Argentina tiene demasiadas reglas. Sin embargo, ellas son totalmente ignoradas por su pueblo. Las reglas que se presentarán aquí tienen la intención de entrenar al incauto extranjero como ignorar estas reglas y comportarse con un astuto nativo en vez de un ingenuo y desorientado turista.
2. De aquí en adelante, no le preste la mínima atención a las reglas de la lista. Si la regla parece tener sentido para usted, esa es la mejor razón para ignorarla por completo.
3. La desobediencia a las reglas lleva tiempo y práctica, por lo tanto no se sienta frustrado si su intención genuina es obedecer la regla. Practique ahora mismo desobedeciendo la regla 1 y 2 y ya que está siga hasta el final.
4. En la Argentina, usted puede ignorar, desobedecer, alterar, batallar contra las reglas. Lo que NO PUEDE HACER, por ningún motivo, es cumplir con las reglas.
5. Usar las luces de peligro de su vehículo le permitirá hacer lo que le plazca: estacionar en el medio de la calzada, bloquear la entrada a garajes públicos y privados, detenerse en el medio de la calle principal para charlar con un amigo, etc.
6. Los automóviles son utilizados para asesinar gente. El perspicaz Gobierno aplaude esta iniciativa privada porque ayuda a controlar el exceso de población. A mayor el tamaño de su vehículo, mayores serás sus prerrogativas para violar cualquier regla de tránsito y convivencia.
7. Significado de las luces de tránsito:
      Verde: Avance
      Amarilla: Avance
      Roja: Avance
8. Las bicicletas y motocicletas pueden circular en cualquier dirección de la via aunque este estipulado lo contrario, a cualquier velocidad, por veredas, líneas peatonales, etc.
8a. Ignore todas las reglas anteriores y futuras de este listado. Para sobrevivir en la Argentina ignorar reglas tiene que convertirse en su segundo nombre.
9. Lunes y cualquier otro día de la semana no maneje en el centro. Piqueteros bloquean calles, avenidas, autopistas y aeropuertos.
10. Martes y/o cualquier otro día de la semana, cualquier grupo gubernamental estará de huelga por cualquier razón causando caos en el tránsito y en el movimiento de las personas, así que mejor quédese en casa
11. Miércoles a Martes, uno, dos, tres o más sindicatos le impedirán todo lo que se le ocurra en el centro y suburbios. Es altamente recomendable quedarse en casa.
12. Si usted planea salir a ver sitios turísticos, fíjese primero el calendario turístico de protestas, huelgas, piquetes, bloqueos de caminos y otros desmanes que el inútil Ministerio de Turismo ha preparado para su confortable estadía.
13. Cualquier buena idea que le venga a la cabeza mientras esta en la Argentina será esterilizada en segundos en el preciso momento que la confronte con la vida real de este irreparable país.
14. Antes de salir a pasear piense cuidadosamente si es absolutamente necesario. Cualquiera sea su decisión, mejor quédese en casa. Mirar televisión es una seria amenaza para su salud mental. Mejor lea una guía turística de la Argentina.
15. No use joyas, relojes caros o ropa costosa mientras camina por las calles que tienen ese no sé qué. Es altamente recomendable que usted parezca un vagabundo y luzca y huela mal. No se bañe ni cambie de ropa durante toda su estadía en el país.
16. Tenga cuidado de los policías. Son lobos con piel de cordero. Si usted necesita un policía en Buenos Aires, usted está bien jodido. Quédese en casa mirando videos de Argentina. Es más seguro y barato.
17. Manejar en la Argentina se considera una guerra. Sus enemigos serán camiones, ómnibus, automóviles, motocicletas, bicicletas y peatones. Siempre, pero siempre, mantenga una actitud agresiva al volante en contra de sus enemigos. Los heridos en combate son daños colaterales así que no entre en pánico si atropella a un indefenso peatón. Solo escape del lugar del hecho y pretenda que nada ha pasado. En el extremo caso de que sea atrapado el sistema legal lo protegerá al mismo tiempo que abandona totalmente a la víctima.
18. En vez de bailar tango u otra gansada, pruebe el otro pasatiempo nacional: el robo. Practique hurtando pertenencia ajenas pequeñas de los negocio, kioscos, shopping malls y supermercados. Luego de algunas semanas de hacer esto, estará calificado para practicar leyes en la Argentina.
19. Las suelas de su calzado son particularmente importante en la “Reina del Plata” (un pretencioso nombre de Bs. As). No use suelas tipo tractor. Cuando pise mierda de perro, y créame, tarde o temprano lo hará, pasará una semana quitando el cremoso excremento de las intricadas partes de la suela.
20. La basura y otros objetos de desecho son usados por los argentinos de una manera única y creativa. Calles, avenidas y el campo son hermosamente decorados con gran imaginación e inspiración artística. Por lo tanto se le exigirá que no guarde basura en sus bolsillos o la tire en los recipientes para tal fin. Allí donde fueres, haz lo que vieres. Descargue todo su potencial creativo y deshágase de todo lo que pueda. Tenga en cuenta que haciendo esto no está ofendiendo al país. Todo lo contrario, usted estará ayudando a millones de nativos a crear arte en todos los rincones del país.
21. La cara de culo. Pruebe exhibir sus peores e inimaginables modales cuando se suba a un ascensor. Si usted se sonríe, dice hola, “hi” o “hello”, puede ser acusado de terrorista, drug dealer o demente.
22. Las palabras disculpe, perdón, por favor, me equivoqué y gracias, SÍ existen en la lengua española. No obstante le recomiendo que no las use durante su estancia en la Argentina a menos que quiera ser reconocido como un infeliz e ingenuo extranjero. Le recuerdo que los forasteros son considerados de alto riesgo para el famoso truco de la mostaza. Este habitual acto de sustracción es sumamente frecuente y no necesita ser explicado. Si usted no lo conoce, lo lamento. Solo espere a caminar por las calles de Buenos Aires.
23. Ignore todas las precedentes y subsiguientes reglas. Finja que las conoce pero ni se le ocurra ponerlas en práctica.
24. Esta es la madre de todas las reglas: Las reglas no tienen ningún sentido, son hechas por descerebrados y constituyen una gran molestia para todos. Ellas fueron creadas para ser desobedecidas. Su individualismo, egoísmo y autonomía prevalecen y anulan cualquier estúpida norma.
25.  Los carteristas son gente cordial y amable. Ellos trabajan calladamente, hacen su trabajo limpiamente y cooperan con la policía. Siempre lleve algo de dinero en sus bolsillos. Si ignora este consejo los podría enojar y sufrir entonces un gran daño.
26. El juego de “no tengo cambio”. Cuando vaya de compras y piense pagar en efectivo porque el cambio en negro seguramente lo favorecerá y esto es inequívoco sin importar el momento en que usted este viajando a este inexplicable país, siempre lleve billetes y monedas de varias denominaciones en sus sitios ocultos de su calzoncillo o brassier. Esta es una seria advertencia. Si usted piensa que el vendedor es quien debería tener cambio, está completamente equivocado. En la Argentina el comprador es el que siempre, repito siempre, debe tener cambio. De otra manera corre el riesgo de sufrir la respuesta colérica del vendedor.
27. Si luego de leer estas reglas usted todavía insiste en visitar la Argentina, lamento informarle que se merece la terrible bienvenida que el país tiene preparada para usted.
28. Si le encanta jugar a la ruleta rusa y se encaprichó en tener una vista previa del infierno, venga a la Argentina de todos modos. Las estadísticas, siempre retocadas por cierto, afirman que solo uno de cada dos visitantes recibe un maltrato cuando visita el país. Si tiene mucha, muchísima suerte piense que puede ser usted uno de los raritos con riesgo cero. Piense que algunos países de África son peores, pero no mucho.
29. Los argentinos son gente amable, afectuosa, alegre y cordial. A la distancia. Cuando usted se acerque a ellos agradecerá haber contado con estas reglas para venir preparado y me lo agradecerá.
30. La última regla. Lea estas recomendaciones cuidadosamente y venga a la Argentina atento y dispuesto para lo inesperado. Este país, como lo repite hasta el hartazgo la historia, puede cambiar inesperadamente sin previo aviso y moverse en cualquier dirección, sea esta ideológica, social o política. En este caso, todas estas reglas se volverán obsoletas al instante y cualquier cosa que intente hacer se volverá en su contra. Burundi, Burkina Faso y Nigeria ofrecen mejores perspectivas de turismo, más seguras y más baratas. ¿Por qué entonces sigue empecinado en visitar a este bruto país? ¡Me parece que subestimé su pelotudez! En fin, piénselo diez, cien veces antes de ir a la agencia de turismo y comprar ese traicionero paquete turístico. ¡Se lo advertí!

RULES TO HELP FOREIGNERS TO SURVIVE IN ARGENTINA (ENGLISH VERSION)


RULES TO HELP FOREIGNERS TO SURVIVE IN ARGENTINA
By a contradictory native who loves the country but dislikes its society

1. Like any uncivilized country, Argentina has too many rules. However, they are totally ignored by its people. The rules to be presented herein are intended to teach you how to disregard rules so as to behave as an astute native rather than a naive and disoriented tourist.
2. From here on, disregard every rule of this listing. If the rule appears sensible to you this is the best reason to ignore it.
3. Disobeying rules takes time and practice so do not be disappointed if your will is to obey the rule. Keep practicing and disregard rule number 1 and 2.
4. In Argentina, you can ignore, disregard, disobey, dispute, debate rules. What you cannot do, for any reason, is to comply with rules.
5. Using the hazardous light of your vehicle allow you to do whatever you please: parking in the middle of the street, blocking properties entrance lanes, stop and talk to your friend in the center of Main Street, etc.
6. Cars are instruments used to kill people. The wise Government applauds this private initiative because it helps to control the population. The largest the vehicle, the strongest its rights are.
7. Meaning of traffic lights:
Green light: Go
Yellow light: Go
Red light: Go
8. Motorcycles and bikes can ride in any direction, speed, sidewalk, pedestrian lines, etc.
8a. Disregard all previous and future rules. To survive in Argentina disregarding rules has to become second nature to you.
9.  Mondays and any other day of the week do not drive downtown. Picketers block streets, avenues, highways, and airports.
10. Tuesday and/or any other day of the week, any government working group will be on strike so stay at home.
11. Wednesday to Tuesdays, one, two, three or more unions will be impeding everything downtown and suburbs. It is recommended to stay at home.
12. If you plan to go sightseeing, check first your tourist calendar for riots, strikes, pickets, road blockages, and protests.
13. Any good idea that comes up to your mind while staying in Argentina will be sterilized in seconds when you confront your supposed bright idea with the real world.
14. Before going out think carefully if it is absolutely necessary. Whatever your decision is, stay at home. Watching TV is a serious threat to your mental health. Read your guide of Argentina instead.
15. Do not wear fancy clothes, jewelry, expensive watches, while walking in the streets. It is advisable to look like a vagabond and smell bad. Do not shower during the whole visit to the country.
16. Beware of policemen. They are wolfs in sheep´s clothing. If you need a police in Buenos Aires, you are fucked. Stay at home watching videos of Argentina. It is safer and cheaper.
17. Driving in Argentina is war. Your enemies are trucks, buses, other cars, motorcycles, bikes, and pedestrians. Always keep an aggressive attitude against enemies. Casualties are collateral damage so do not panic if you kill a pregnant woman. Just run away and pretend that nothing has happened. In the rare event of being caught the legal system will protect you.
18. Instead of dancing the tango, try the other national pastime: robbery. Practice stealing small things from shops, kiosks, shopping malls, and supermarkets. After a few weeks of doing so, you will be able to apply for practicing laws in Argentina.
19. Shoes are particularly important in the “Queen of the Plate” (a pretentious name for Buenos Aires). Do not wear shoes with tractor-like soles. When you step on dog shit, and believe me sooner or later you will, you might spend a week removing the creamy excrement from the intricate parts of the sole.
20. Trash and thrown away objects are used by Argentinean in a very creative and unique way. Streets, highways, and land are beautifully decorated with great imagination and artistic inspiration. You are urged not to keep trash objects in your pockets or to put them into trash cans. In Rome do as Romans do. Release all your creative potential and throw away everything you can think of. Bear in mind that doing so is not an offense to the country. On the contrary, you are helping millions of natives to create art at every corner of the city.
21. Asshole face. Try your worse imaginable mode when using elevators (lifters). If you smile, say hello or hi or “hola”, you could be accused of homosexual, drug abuser or lunatic.
22. The words “disculpe” (excuse me), “perdón” (I beg your pardon) and “gracias” (thank you) DO exist in the Spanish language. However, you are recommended not to pronounce them in Argentina unless you want to be recognized as a foreigner. Remember that strangers are high-risk targets for the “mustard mug”. This common hold up is so frequent that is totally unnecessary to be explained. If you do not know it, sorry. Just wait until you walk the streets of Buenos Aires.
23. Ignore all precedent and subsequent rules. Pretend to know them all but do not attempt to put them into practice.
24. This is the mother of all rules: rules are meaningless, brainless and a great nuisance for all. They were created to be disregarded. Your individualism, selfish and egoism prevail and overcome any stupid and nonsense regulation.
25. Pickpockets are polite gentlemen. They work quietly, do a clean job and work in cooperation with the police. Always carry some money for them in your pocket. Ignoring this advice could turn them angry and you could suffer a great damage.
26. The money change game. When shopping, always bring currency of all denominations in the hidden pocket near your testicles or in your breast. I am not kidding. This is a serious advice. If you think they are the ones that should have change, forget it. In Argentina, the buyer should always, repeat always, carry change. Otherwise, you run the risk of suffering the choleric response of the salesman.
27. If after reading all these rules you still want to visit Argentina, you by far deserve the welcome the country is preparing for you.
28. Be positive and come to Argentina anyway. The statistics tell that only one every two visitors receive a bad treatment when touring the country. If lucky you could be the one with zero risks. Think that some countries in Africa are worse. But not much.
29. Argentinians are kind, lovely, cherish and affectionate people. From the distance. When you get close to them you will agree with me about these rules and will thank me for the advisement.
30. The last rule.  Read these rules carefully and come to Argentina prepared for the unexpected. The country, as the history tells, could change without previous advice and move in any direction. In that case, all these rules could become obsolete at once and whatever you do or think will work against you. Burundi, Burkina Faso, and Niger offer much better choices for cheap tourism. Why coming to Argentina? Ask yourself once more before going to the airline to buy your ticket. I told you.


viernes, 10 de julio de 2020

EL ALQUIMISTA

EL ALQUIMISTA

F
rederick y Erwin eran dos químicos alemanes que trabajaban en Chile en 1920. La compañía Salitrera de Atacama los había contratado para una empresa singular. Debían investigar y encontrar un método económico para extraer el yodo del salitre. Hacía poco que se había determinado que la forma más práctica de prevenir las enfermedades producidas por la carencia de yodo —bocio, cretinismo—, era agregar este elemento a la sal de mesa. El método era ingenioso, pero caro, ya que la única forma conocida y económica de producir yodo era extrayéndolo de las algas marinas. Súbitamente, el yodo se había convertido en un elemento muy deseable.
La Salitrera de Atacama, conocedora del tesoro en potencia que había en sus minas de salitre, ricas en yodo, había contratado a los alemanes, químicos de renombre internacional y conocedores de la materia.
Frederick era el jefe y Erwin el discípulo y ayudante. Era este, joven, muy talentoso y con mucho futuro. Frederick tenía cincuenta y ocho años y Erwin cuarenta y tres. Hacía ya dos años que estaban en Santiago, la capital, trabajando en un laboratorio donde no faltaba nada. No obstante, no habían hallado el deseado método ni tampoco veían el fin de la aventura en los subsiguientes años. Habían descubierto varios métodos, pero ninguno era lo suficientemente económico para que la empresa los pusiese en práctica.
Frederick era muy metódico y paciente; Erwin, en cambio, impulsivo y algo dado a las soluciones rápidas. Se sentía impaciente y frustrado por la falta de resultados.
Es necesario desviarnos un poco ahora de la historia principal para hablar de Erwin. Soltero, con escasas relaciones en Chile y poca familia en Alemania, era afecto al ocultismo y las artes esotéricas. La alquimia era su “profesión secreta” y la practicaba en el laboratorio a escondidas de Frederick, sabiendo que este no lo tomaría de buen grado. Como todo alquimista que se precie, Erwin buscaba la piedra filosofal. No la clásica que convertía todo en oro, sino una más asequible: aquella que le permitiese llegar a cualquier objetivo por el camino más corto y rápido. Además del yodo, había en el salitre muchos elementos valiosos y la clarividencia educada de Erwin había puesto el ojo en el litio. Su inteligencia intuía que ese elemento tendría en el futuro un valor incalculable. Como a todo hombre práctico y visionario no le interesaba mucho el oro. Lo veía como un elemento de codicia, de estatus social y no algo valioso para las generaciones futuras. Era científico y como tal privilegiaba los logros profesionales a la riqueza de bienes superfluos.
Erwin quería dedicarse por entero a la alquimia, pero primero debía vencer un par de obstáculos. La cuestión económica la tenía casi resuelta. Su excelente sueldo y sus frugales hábitos le habían permitido ahorrar una cantidad considerable de dinero, suficiente para montar un laboratorio independiente. El escollo más alto era Frederick, que no solo era su jefe sino su mentor, junto a quien se había formado. Frederick no era ingenuo y sabía de la afición oculta de su colega, pero no quería darle demasiada trascendencia y fingía que no le importaba. Habían tenido un par de charlas sobre el tema y ambos conocían el pensamiento del otro. Hábilmente, habían consensuado una paz circunstancial.
Sean como fueran las cosas, Erwin debía tomar el toro por las astas de una vez. Preparó el terreno con pericia y cuando creyó que los vientos soplaban favorablemente invitó a Frederick a hacer una pausa en la rutina y a compartir una copita de absenta, el licor predilecto de artistas, científicos e intelectuales.
Después de que Erwin lo pusiera al tanto de sus planes, Frederick se hundió en un mar de silencio perpetuo. Luego, con pretendida decisión en la voz, atacó:
—¿Así que deseas ahora convertirte en un mago?
—Sí —contestó Erwin sin vacilar.
—Una especie de aprendiz de brujo, ¿eh?
—Ciertamente.
Hubo tanta quietud que podía oírse el tictac de un reloj en la habitación contigua.
Frederick agregó después:
—Esto significa que abandonas toda relación con la ciencia seria y, por tanto, toda relación conmigo.
—Espero que no sea así —contestó Erwin—. Pero si no hay otro remedio, ¿qué puedo hacer yo?

jueves, 2 de julio de 2020

LA MANCHA EN LA PARED


LA MANCHA EN LA PARED

A
zul azabache, tu cabello largo al viento que peinaba nuestros cuerpos en la montaña. Altas cumbres tan altas como nuestros amores, tan fríos como nuestras distancias, tan blancas como nuestros silencios. Dos almas al viento como veleta alocada y sin destino. Dos corazones cercanos, distantes, fríos y ardientes.
La arena nos llenaba los ojos que no tenían qué mirar, sin futuro, solo un presente vacío. El amor era eso, únicamente eso, pura piel descarnada y sin sangre. Nuestros cuerpos, lo único tangible, débiles, sin contenido. ¡Qué triste, esa tristeza del mar interminable, agotador, mortal!
La soledad de un cuarto de conventillo donde se guarecía nuestro dolorido amor no alcanzaba para nada. Contener nuestras diferencias, nuestras dudas, nos alejaba como la tierra del sol. Ingenuos, esperando que los astros se alinearan a nuestro favor, que las ruanas se acomodarán según nuestros deseos. Norte, Sur, Oeste y Este, siempre en las antípodas nuestros sentimientos. Carruajes de fuegos no nos transportaban a ningún lado. Ese fatuo amor y ese tiempo perduraba a pesar de nosotros, álamos temblones incapaces de entregar sus almas al gran dios del amor. No hay mayor vergüenza que la de fallar en lo más sublime del ser humano. Pero esa tenue y finita piel nos uncía como bueyes a una carreta. Y adelante, por el camino hacia la nada. Nada somos, en nada nos convertiremos. Nuestro amor no tiene destino y se extinguirá como una rosa que entregó toda su belleza y todo su perfume. Nave insignia de mi desastre, Juana de Arco de mis hogueras.
Esa mancha en la pared es lo único notable que quedó de ella en este cuarto, huérfano de sentimientos. Tiene tu forma o quiero que así sea, que importa ya. Otra vez solo, morimos los dos sin morir, sin exhalar el último aliento. Me gustaría quitarla pero no puedo. Quiero regodearme en mi dolor ¡mancha maldita! Aún te quiero y aún te odio, mujer.